Rosa y río, mis grandes maestros
Lo natural es floreSer y seguir tu destino, ser tu esencia más pura
Cuánto nos puede enseñar la Naturaleza, cuánto podemos sanar al comprender sus ciclos y su belleza, su abundancia y suavidad, su amor por la vida y por dar vida.
Sí, la Naturaleza es Gran Maestra de Vida, y si sabemos ver en ella las lecciones de vida que nos invita a hacer nuestras, podemos vivir más en paz y en confianza de que todo tiene su lugar y su para qué, incluso nuestro camino de vida que cuando tomas conciencia del gran misterio de la Vida y te abres al amor, puedes sentir como tu vida es también como un río, agua que fluye, vida que abre y hace camino.
Te invito a sentirlo, a reflexionarlo, a aplicarlo a tu vida, para extraer la sabiduría que la rosa y el río nos entregan y comparten al ser su esencia. Empecemos.
Acepta lo que es, si quieres comprender a la rosa y al río y apreciar su belleza e infinita sabiduría, empieza por ver y aceptar lo que es, pues solo así puedes aprender de ello y de ti, y así transformarte. No te resistas a la fuerza de la Naturaleza, pues resistirse es resistirse a la vida misma. Ríndete ante su poder para reconocer tu poder, solo así floreSerás.
FloreSer es tu destino cuando permites que tu belleza interior se muestre, brote, y no es una belleza superficial, es la belleza de tu autenticidad, única e irrepetible. Y solo se puede floreSer en el presente. Las rosas no viven con miedo, no cargan su pasado, se entregan al presente, solo así floreSen, hermosas y seguras de sí mismas. El río no teme su camino ni lo que le depare el futuro, confía en sus aguas y en su fuerza.
La rosa y el río nos invitan a sanar nuestro pasado para vivir en el presente y así poder apreciarnos, valorarnos, gozarnos; floreSernos. La rosa y el río se abren seguros a la vida, confían en sí mismos y su camino. Así tú convierte en tierra fértil a tu pasado para sembrar tus sueños y deseos y todo aquello que quieres cosechar y ver nacer en tu futuro.
Deja que el río te enseñe a fluir, a sentir, a permitir el movimiento de tus emociones, que cuando las dejas estar, se calman. Y en la calma siempre surge la claridad, pues puedes ver, no hay nada que hacer, nada que cambiar, nada que perseguir. Solo hay que estar y ser, fluir con la vida.
Y es que así como el agua del río es más pura y sana cuando fluye, todo lo que se mueve sana cuando lo dejas fluir, moverse, transformarse. Agua, nube, río, mar, es lo mismo y es diferente, pero siempre es vida y da vida. Permite que el agua te enseñe y que tus aguas te sanen, que salga de tu corazón lo que has escondido y bloqueado durante tantos años, esas heridas y traumas que guardas y que no quieres ver o no te atreves a ver, aquello que te da miedo sanar por miedo a volver a sufrir. Que tus aguas los bañen en amor y compasión para que así transforme el dolor en medicina, en movimiento.
Sí, libérate del dolor, transmútalo en algo que te empodere y de fuerza, cuando ves la ganancia y el regalo de una situación que antes te dolía, la “pérdida” deja de ser pérdida, es simplemente aprendizaje en el río de tu vida.
El dolor es tan solo un maestro que te repite las lecciones que todavía no integras a tu conciencia. Trasciende tu dolor en aprendizajes que te hagan más sabia y compasiva, a tu ritmo, a tus tiempos, que la vida es un proceso que se vive y no un destino al que se llega. ¿Qué te enseña lo que vives? No es el destino del río el que hace al río, sino su camino, su cauce. Todo lo que vive y toca hasta encontrarse con el mar y convertirse en océano, lo que recorre y lo que aprende en su transitar y fluir.
El río nunca es el mismo, su agua no es la misma, conoce la impermanencia, por eso está limpia, pura, se permite ser lo que es hoy, tiene un origen y un destino, pero su camino es suyo, y fluir en él es lo que lo hace río y no estanque.
Así tú, hoy, limpia y sacúdete de sufrimientos y creencias que te limiten, reescribe tu historia desde otra perspectiva, parada en tu centro y desde tu poder personal para que seas río y no estanque. Porque si la Vida me ha enseñado algo es que tu poder y tu lugar no se piden, se toman. Como el agua escoge al río por el cual correr y transformarse en océano o quizás en nube, no se apega; fluye.
Tampoco tú te identifiques con aquello que creíste ser ni con quién crees que debes de ser para poder ser quién realmente estás llamado a ser. Transfórmate, transforma tu historia con conciencia, amor y compasión. Perdona y perdónate, que tu prójimo es tan solo tu reflejo, eres tú hablándote a través de él.
Sé responsable de tu historia, de la vida que creas con cada elección, por más pequeña que parezca, estás creando tu cauce y te llevará a un destino. Tú eres la causa y no el efecto, date cuenta. La narración de tu vida está en tus manos, ¿te gusta lo que lees? No olvides que siempre puedes reescribirla, pues el tiempo no existe. Impermanencia, ¿recuerdas? Solo existe el aquí y el ahora, convierte en tierra fértil todo lo que tocas.
¿Y cómo hacerlo? Tu mirada lo cambia todo, con qué intención y desde dónde haces las cosas, y para qué las haces, para quién. Ahí está el secreto. ¿Desde dónde miras lo que miras y con qué intención lo haces? Que tu intención sea sanar y transformarte, floreSer y no doler, liberar y no castigarte, perdonar y no culparte, madurar y no victimizarte, craer tu cauce.
Tú tienes el poder en tus manos para transformar todo lo que te duele y lastima en algo que te empodere y de fuerzas para seguir y evolucionar a tu mejor versión, a tu mejor cauce, aquel que te hace brillar, bailar, soñar, ir por lo que quieres y sientes, segura de ti misma, pues cuando sabes quién eres y lo que quieres; lo que mereces, entonces eres rosa y eres río. ¿Me entiendes?
Lo de “afuera” no te limita ni te castiga, lo de “afuera” te está enseñando a tomar tu poder y tu lugar en la vida.
Así como la rosa elige donde nacer, el río crea su cauce y el agua elige el río por el cual fluye, tú estás donde debes estar y con quienes debes estar, que donde estás y con quienes estás, no es casualidad, están aquí para ti, para que despiertes, aprende de ello y de los que te rodean para seguir creciendo como ser humano, para qué elijas lo que te nutre y te empodera. Que cuando ser tú mismo es tu propósito todo lo demás se acomodará.
Y no, no se trata de quedarte como estás y con relaciones fijas que no mutan y evolucionan, si no te gustas dónde y con quienes estás, acéptalo, ese es el primer paso para transformarlo. Acepta en ti lo que no te gusta y te lastima, solo así podrás saber lo que está en tus manos hacer y cambiar para llegar a tu destino, convertirte en nube o en océano, o volver a ser río. Recuerda el agua que no fluye se estanca y se pudre.
Y para transformarte, siente, solo sintiendo sanas, y solo sanando te liberas de lo que no eres para entonces ver de verdad y decidir quién quieres ser hoy, aquí y ahora, y así decidir qué hacer, cómo y cuándo, pues lo sabrás y lo sentirás, cambiarás.
Empezarás a cuestionarte, a buscar lo que sí quieres, a darte permiso de cambiar, de soltar formas caducas de ser y de pensarte para dejar floreSer quién realmente eres en esencia, y elegir así la vida, vivir y no sobrevivir. Y créeme, cuando te mueves, la Vida se mueve contigo, te conviertes en rosa y en río.
La vida recompensa a los valientes que hacen lo que dicen que van a hacer, que hacen lo que sienten en el corazón, porque cuando tú das un paso hacia ti y hacia tu verdad, el Universo no titubea, el Universo da mil más hacia ti.
Todo está ahí para que las rosas florezcan como está ahí para ti, para que despiertes, despiertes al amor que eres y mereces, que le permitas brotar de ti y que te muestre el camino, un camino bien tuyo.
Un camino, un cauce, nunca antes recorrido, pues eres tú quien a cada paso lo diseña y deja sus huellas, las tuyas. Tú eres la que abre caminos a las que no han sido valientes de serse leales a sí mismas, muchas veces por no saber cómo y otras por no poder hacerlo, pues hacerlo significaba morir.
Pero hoy es diferente, hoy tienes opciones, hoy tu agua fluye, sana, hermosa, potente, hoy tú puedes diseñar tu vida, y para ello el primer paso es creer que puedes hacerlo, creer en ti.
Cuando tú te dices sí, no solo lo haces para ti, sino para todas aquellas que no supieron o no pudieron hacerlo. Tu camino es tu ofrenda, tus aguas regalan sanación y posibilidades cuando te dices sí a ti mima y te mueves, me muestras a mí, a ti, a las que vinieron antes de ti y las que vendrán después de ti que es posible cambiar y crear una vida diferente y más digna, más digna de ti y tú de ella, es una vida de corazón, una vida que es como el agua del río y la rosa que brota y extiende sus pétalos.
Todo es perfecto, date la oportunidad de comprender qué es lo que la vida pide de ti en cada momento. Cuando te eliges y te dices sí a ti misma es normal que aparezcan resistencias y cantos de sirena que te hagan dudar, desconfiar de ti, dudar de tus capacidades, de lo que sientes, de lo que quieres e incluso de lo que necesitas para ti. Incluso la rosa se incomoda en su botón y desea salir, expandir sus pétalos, crecer su tallo y sus raíces, se entrega a la vida, en la lluvia y en el calor del Sol, y no teme marchitar llegada la hora, ella es, y eso es su belleza.
Sostén así la incomodidad del cambio, navega la incertidumbre con gracia y mucha compasión, que cuando sabes quién eres y a quién y a qué le eres leal, no hay dificultad ni obstáculo que te detenga, sigues valiente tu cauce, pues ellos solo te hacen más fuerte y te enseñan a crecer, a madurar, a serte fiel aún en la adversidad, y ese es el regalo y la bendición. Eso es floreSer a tu esencia.
Asimismo, la rosa y el río disfrutan su proceso y su camino, aprende como ellos a disfrutar del camino, de las subidas y bajadas, de la tempestad y calma, de la abundancia y la sequía, de los pequeños placeres de la vida así cómo sus dolores, y vivirás una vida plena. Un río no esquiva su destino y goza del camino.
Todo tiene sus luces y sombras, no te posiciones o te robarás de la experiencia y del aprendizaje. Tu alma ya sabe el camino, tu alma conoce su río y ama sus aguas, confía. Tu alma quiere tu evolución, confía.
Nada es blanco ni es negro, tan solo es, y entre blanco y negro hay un sin fin de tonos que le dan riqueza y profundidad a lo que vives, un sin fin de significados, y tú, tú eliges si abrirte puertas o cerrarte puertas, si fluir con fuerza o intentar resistirte, todo tiene un propósito y un sentido, el que les das tú.. Sé la luz en la oscuridad, sé el camino hacia TU verdad. Honra TU verdad. Honra el río de tu vida.
Pues un río no excluye nada por donde pasa, todo lo abarca y lo integra, lo baña y lo limpia. No excluyas, no quieras meter todo en un cajón, no quieras clasificarlo de forma firme e inamovible, no etiquetes, pues no podrás ver el mensaje que cada persona, lugar, situación y lugar te ofrecen, abre tus ojos y baña de amor, compasión y comprensión todo lo que toquen tus aguas, tu vida, que solo así podrás “ver”, no para catalogar sino para aprender, y solo así podrás elegir libremente, pues no es un juicio ni un prejuicio lo que elige por y para ti, es tu conciencia y el amor que te vive, que te da vida, el amor que eres realmente.
Así como la rosa o el río no hacen nada para pertenecer ni ser amados, simplemente son, son en totalidad, así también atrévete tú a dar a luz a tu esencia, entera, completa, que quien te ama de verdad, te ama por ser auténticamente tú, y te acompaña en tu camino de descubrimiento y florecimiento, no te hará menos ni te hará dudar, te contendrá y te impulsará a que seas tu esencia, a que te conozcas y reconozcas.
Y cuando te encuentres a ti mismo haciendo lo que crees que “debes de” o “tiene que” ser o hacer por “miedo a”. Pausa, respira, lleva tu mano a tu corazón y pregúntate “¿qué haría el amor en esta situación?”. Y no, no es un amor emocional, es el amor creador e universal, la fuerza más poderosa y la más compasiva, la que no excluye nada, sino integra y abraza, transmuta y libera, la que transforma todo en más amor, el mismo amor que hace que el río fluya y la rosa florezca.
Elige ser ese amor, solo así podrás transformar tu miedo en potencia, tu dolor en medicina, tus dudas en confianza, tu inseguridad en expansión, tu carencia en abundancia, y tu “falta” en merecimiento y suficiencia. Solo así tus aguas se purificarán y sanarán y bañarán de amor todo lo que toquen.
Conecta con tu ser interior, ese ser infinito e ilimitado que eres, que soy, que somos. Tu ser superior es esa versión de ti que ya es y que está viviendo su máximo potencial, con amor y con gracia, pregúntale qué paso dar hacia ella para encontrar tu camino y tu destino.
Pediste tiempo, el universo te escuchó. ¿Que harás con él? ¿Qué harás de tu vida?Desarrolla tus cualidades y dones para poder compartirlos y servir a tu esencia y a tu prójimo que a eso viniste, pues ni tú, ni yo, ni la rosa ni el río, ni quienes nos rodean estamos separados. Y sabes, Dios te habla a través del otro, ¿puedes escucharlo, puedes descifrar lo que te está diciendo en verdad?
Y recuerda, no estás sola, la Vida te sostiene y contiene, la vida te habla y te manda mensajes, pues la vida te quiere y te quiere ver bien, feliz, expandida, brillando. Confía en ti y en la abundancia infinita de la vida. Y si no sabes o no entiendes que significa esto, descúbrelo por ti misma, que eso fue exactamente lo que yo decidí hacer cuando lo escuché por primera vez, y a estos conceptos no solo no los entendía, sino no los creía posibles para mí, hasta que decidí que “tiene que haber otra manera”, otra manera de vivir, de ver la vida y de vivirla. Y pensé en el río, en la rosa… y recibí su sabiduría. Tú también puedes descubrirlo y vivirlo por y para ti, a tu manera y con tus símbolos. Pídele a la Naturaleza que te muestre, y ábrete a recibir sus mensajes.
Y eso es evolucionar espiritualmente, fluir en tu cauce de vida hacia un destino más grande que el te imaginas, vivir desde el corazón, con amor, para el amor, y por amor. Vivir desde tu verdad y floreSer, y que tu verdad sea tu norte y tu fuerza.
No te traiciones, no traiciones a lo más sagrado de ti, que a eso viniste, a conocerlo, a reconocerlo, a expresarlo, a compartirlo. Descúbrete, conócete, libérate. Florécete.
¿La clave? Rosa o río, ámate, ámate sin juicios ni culpas, sin condiciones. Ámate como se ama una rosa y un río, amando la vida y lo que la Vida les trae y le propone pues su destino es floreSer y convertirse en océano.
Ama la vida y lo que te rodea, y desde el amor, no desde miedo, desde la creatividad y la gracia, no desde la carencia y la falta, descifra los mensajes que el Universo te manda a cada instante. Tú eres el gran amor de tu vida, ¿puedes sentirlo, puedes encarnarlo?
Y no, eso no es egoísmo, es amor propio, es autoestima, es serte fiel y leal a ti mismo y a tu verdad, y cuando te amas, la Vida te ama, como a la rosa y al río.
Cuando te amas, puedes amar al otro libremente sin necesitarlo, puedes seguir tu camino sin apegos y culpas. Cuando te amas, enseñas al otro a amar y amarte. Cuando te amas, honras tu vida y tu verdad, te adueñas de tus historias y las tratas con respeto y compasión. Cuando te amas puedes aprender de cada experiencia de tu vida, no desde el juicio y la culpa, sino desde la suavidad y compasión. Cuando te amas tu destino es sin duda floreSer .
Y para encontrar tu verdad y crear tu camino, para fluir segura y dichosa en tu propio cauce, escucha. Escucha la voz de tu interior, la voz de tu corazón, crea espacios sagrados donde experimentes el silencio, la conexión más poderosa y profunda contigo, tú y tu alma y nada más.
Es en ese silencio donde te encuentras a ti misma, es en ese silencio donde te suspira tu alma y tu corazón te guía. Siempre estás guiada y acompañada, permítete verlo, más aún sentirlo. Es ese silencio en el que la rosa comprende que es hora de brotar y abrirse a la vida, es en ese silencio en el que el río se abre camino y confía en su cauce, es en ese silencio en el que el agua se transforma en nube o en mar, sin dudar; se entrega.
Fluye así, con sentido y propósito, fluye porque confías en la vida, en la rosa y en el río, en tu camino.
Ve la oportunidad y no el castigo en aquello que estás viviendo, fluye y no te resistas, elige con amor y conciencia quién quieres ser a cada momento de tu vida, ahí está tu poder y tu libertad, en elegir a cada momento.
Deja que la Vida te enseñe el camino, cada río tiene su cauce y cada rosa su momento de florecimiento.
Así tú también tienes tu cauce y tu camino de florecimiento, confía.
Por eso mis grandes maestrps, el río y la rosa, la rosa y el río, pues la Naturaleza me enseña cómo la rosa florece y como el río que fluye con fuerza y determinación, ambos se entregan a la Vida, confían en la Vida, ama su camino y su destino, aman su esencia, y en ese amor son belleza y gozo, abundancia infinita, sanan lo que tocan y lo que los toca, simplemente por ser ellos mismos, naturalmente rosa y río, agua; vida.
Pues natural es floreSer y seguir tu destino, ser tu esencia más pura.
Con amor,
Mariana
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