Quería borrarlo, evadirlo…
Y es que el miedo excluye y separa, pero el amor integra y abraza.
Quería borrarlo, evadirlo, quería hacer como si no existiera, quizás si no escribía sobre ello entonces perdería fuerza, quizás lo olvidaría para jamás recordarlo.
Entonces me di cuenta que no se trata de evadir o separar, se trata de integrar.
Me di cuenta que tenía mucho miedo de sentir, de escuchar a mi cuerpo, de observar mis pensamientos, de darme permiso para no estar bien.
Me di cuenta que así opera el miedo, el miedo excluye, finge no ver para ver solo una parte, y sabes, por eso da miedo, porque no puedes ver la toatilidad de los hechos de la vida, y sin perspectiva no hay claridad, lo qué hay es confusión.
Entonces me acordé que el amor no divide, no separa, no excluye, el amor es la totalidad y la abraza tal y como es, no la juzga y no se culpa.
Me di cuenta que tenía miedo de ver el lado oscuro, difícil y doloroso de mi proceso, pensé que no verlo era borrarlo, cuando en realidad era a mí a quién me borraba, me desdibujaba, me silenciaba.
Por eso es tan importante convertirnos en observadores de nuestros miedos, para poder mirarlos de frente a los ojos y decirles “no temas”, pues el miedo solo da miedo cuando lo evades a toda costa.
Me di cuenta que no tenía nada que esconder ni rechazar, que solo tenía que sentirlo, que solo tenía que aceptar como me sentía, con sus subidas y bajadas, con todo aquello que no nos gusta sentir ni ver, pero que solo sintiendo y viendo es que pasa, es que sana.
Me di cuenta que ya no quería escoger el miedo sino el amor, hacia mí y hacia mis procesos, por más fáciles o difíciles que sean, porque cuando amo lo que vivo es más fácil vivirlo.
El amor no castiga, el amor libera. El amor te acompaña a transitar lo que vives con compasión y suavidad, con fortaleza y resilencia. El amor te sana amando.
El amor es la clave y la respuesta para cuando te invada el miedo, la frustración e impotencia. El amor no te exige cambiar nada, el amor te pide darte cuenta y sentir lo que quiere brotar de ti, para así darle forma y elegir de nuevo quién quieres ser una y otra vez.
Y así cuando quieras borrar o evadir lo que sientes y estás viviendo, recuerda que siempre puedes volver al amor, a amarte.
Con amor,
Mariana.
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