"El dolor o te hiere o te cambia" (Parte 2)
El dolor también puede ser un portal que te inicia...
*Esta es la segunda parte y continuación de mi post con el mismo título, búscalo en mi feed para leerlo :) .
El dolor también puede ser un portal que te inicia, te inicia a la búsqueda hacia ti misma, a tu propósito, a tu verdad, a tus para qués, para qué estoy aquí, qué tengo que dar y ofrecer al mundo, cómo quiero vivir los días que me queden aquí. Asimismo, lo que te ha dolido también te enseña lo que nunca más estás dispuesta a vivir y repetir de la misma forma.
Y para que el dolor se convierta en portal, es necesario sanar, y para sanar es necesario cambiar la forma en que percibes tu vida.
Cuando habitas tu poder y lo haces carne es cuando empiezas a sanar. Y sabes, no hay poder más grande que tu poder de interpretación, pues eres tú la que la da significado y sentido a los hechos de tu vida, o la que permite que los hechos de tu vida te lo den a ti, y generalmente cuando cedes así tu poder, no queda mucho más que un amargo sufrimiento y resentimiento, te conviertes en víctima de tu propia vida en lugar de asumirte creadora y líder de tu propia vida. Tu poder de interpretación es también tu poder de sanación.
Poder interpretar lo que te ha pasado y elegir cómo quieres recordarlo y guardarlo en tu corazón, poder volver a leer los capítulos de tu vida con gozo y satisfacción, incluso admiración por todo lo que has sido capaz de vivir, de caminar, de atravesar, de superar y de transformar, y sentirte en paz, eso es sanar. Ser capaz de volver a contarte y contar tu historia desde el amor y la autocompasión es un regalo que muy pocos se dan, y así se marchan, marchitos por la vida.
Y es que hacer florecer el libro de tu vida es un trabajo permanente y continuo mientras haya aire en tus pulmones, porque sanar no es tarea fácil, es un compromiso de vida, ya que implica regresar a tus historias de dolor y poder verlas con otros ojos, “ojos de amor”, los que no juzgan ni culpan, los que no te exigen a ti misma haberlo hecho diferente o mejor, no, esos ojos son los “ojos de miedo y carencia”.
Los “ojos de amor” solo conocen de perdón y gratitud pues abrazan lo que fue con mucho respeto y lo bañan de gracia, pues comprenden que siempre has hecho lo mejor que has podido con lo que tenías y sabías en ese moemnto, estos ojos saben que el dolor solo pide amor a cambio y que cuando lo puedes ver así, lo que te ofrecen es un aprendizaje por descubrir y mucha paz que sentir, pues no queda nada más que gratitud por lo vivido, comprendes que no pudo ser de otra manera, y gracias a ello hoy estás aquí leyendo estás líneas que seguro te recuerdan a ti, a tu historia, así que hoy te celebro, y celébrate tú también pues caminar tus pasos ha sido una historia que merece la pena ser contada y merece tu respeto, y sobretodo, tu amor.
Y es que cuando comprendes esto, cuando lo encarnas, tu dolor ya no duele más pues lo has convertido en medicina, tu propia medicina y tu regalo para dar y sanar a otros cuyas heridas tienen historias y formas parecidas a las tuyas. Tu dolor ya no duele porque lo has alquimizado con miradas llenas de amor, miradas honestas que viajaron a lo más profundo de tu interior para encontrarse con tu verdad, para recibir a todas tus partes y darles un lugar donde estar y poder descansar, porque todo cabe y cuando cabe, entonces solito poco a poco se transforma. Porque el amor no exluye nada, sino lo integra.
Y es que si todavía la historia de tu vida que te cuentas a ti misma te duele, pregúntate qué no has visto con amor todavía, qué aprendizaje hay ahí por ver e integrar. Sana esas historias grises y conviértelas en historias poderosas, historias de transformación.
Sí, reescribe tu historia, no para borrar lo que te duele o para maquillar lo que no te ha gustado, sino para adueñarte de cada capítulo de tu vida, que seas tú quién les pone título y quién cuenta tu historia desde tu verdad más profunda, desde tus aprendizajes y experiencias más intensas y las más cotidianas también, que seas tú quién le de valor, forma, profundidad, color, sabor y aromas a todo lo que has caminado, atravesado, pues solo tú puedes transformarlo, solo tú puedes conevrtirlo en amor, compasión y comprensión, primero hacia ti misma y así hacia los que te rodean, por eso te invito, usa tu poder de interpretación.
Tú tienes el poder de crear una hermosa melodía de cada capítulo de tu vida, que no sea un bullicio o murmullo sin sentido, sino que cada nota tenga su lugar y su sentido, su propósito.
Sí, tienes una hermosa historia por contar, por contarte, entre más visitas esos capítulos de tu vida que te duelen y los miras con amor eres capaz de extraer su aprendizaje, y llega el punto en el que puedes leerlos con neutralidad, y esa es señal de que has transmutado tu dolor en sanación, en sabiduría de vida, en valentía para hacer las cosas diferentes y a tu manera, para no traicionararte nunca más a ti misma y poder saberte, sentirte, amarte y tomarte completa, pues sabes quién eres y de lo qué eres capaz, y no solo lo sabes sino te gusta, te gozas. Te das cuenta de tu magia y tu poder, las asumes, pues tú misma has convertido tus historias de dolor en historias de sanación, de renacimiento, de florecimiento. Tú eres entonces la que elige lo que es posible para ti, porque tomas la vida como llega a ti y decides qué hacer con ello, desde ti, desde tu centro, solo así lo transformas y te transformas.
Y es así como el dolor solo hiere “al principio”, cuando tus ojos siguen siendo “ojos de miedo”, cuando sigues sin comprender que todo, absolutamente todo está aquí para ti, para que despiertes a tu poder, para que tus ojos finalmente se conviertan en “ojos de amor”, solo así el dolor deja de herirte, sino más bien te cambia, porque cambias tú.
Y es que el dolor te cambia si eliges que te cambie, cuando tomas conciencia que tiene que haber otra manera, otra manera de ver, de mirar la vida, de vivir, de hacer las cosas, de sentirlas; de trascenderlas…
Y es que la vida siempre nos está hablando, la vida te pide “despierta”, no tienes porque sufrir, la vida es para vivirla y gozarla, pues todo siempre nos está enseñando, y nos enseña sobretodo a amarnos, pues cuando te amas claro que puedes gozarla, pues la vives con suavidad, lo que sea que te traiga sabes que te tienes a ti mismo y que tu mirada o lo hará doler o te invitará a cambiar, a ver las cosas de otra manera para así poder hacer las cosas de otra manera.
La vida nos habla con lo simple, la vida siempre te regala señales y símbolos para avanzar en tu camino, para evolucionar, para saltar al siguiente nivel, pero hay que saber escucharla, hay que saber “leer” sus mensajes. En mi caso, la frase que lo cambió todo, la frase que me cambió y me invitó a salir de mi dolor para entonces alquimizarlo en amor, en valentía, en poder personal, fue la frase de una película de un domingo cualquiera que mi papá estaba viendo en su momento de apapacho feliz ,“el dolor o te hiere o te cambia”.
Por eso no creo en las casualidades, creo que la vida se alinea cuando tú te alineas por dentro, cuando te alineas tu verdad, cuando es tanto tu deseo de sanar, que te abres a la vida, te abres a ver, te abres a escuchar, y entonces cambias, de dentro hacia afuera, y tu vida te lo refleja.
Y es así como el dolor tal vez te pueda doler por un tiempo, hasta que un día se convierte en tu puerta de entrada a una manera nueva de ser y de estar en el mundo, a una nueva historia que escribir y vivir, una historia poderosa y expansiva, y así también se reescriben esos capítulos de dolor en historias de amor y sabiduría, cuando estás dispuesta a atravesarlo y permites que te cambie porque cambias la forma en que los miras.
Escucha atenta los mensajes que la vida tiene para ti para descubrir los aprendizajes que quiere ofrendarte, la vida está deseosa de que sanes, y puedas tomarla entera tal y como es para así transformar tus historias grises en historias poderosas.
Recuerda, la vida susurra, no exige, no impone, no amenaza. La vida invita, propone, pues la vida te quiere bien y te quiere ver feliz, pero depende de ti hacer lo que sientas tengas que hacer para hacer ese cambio que te regale sanación y expansión, depende de ti transformar tu dolor en medicina.
Y solo entonces comprenderás que el dolor, el dolor te cambia sí así lo decides, porque “el dolor o te hiere o te cambia”.
Y sí, ese domingo me di por fin cuenta que yo era la que seguía escogiendo sentir ese dolor, seguir “sufriendo”, seguir creando escenarios alrededor de lo que no fue, lo que sí fue, lo que pudo haber sido, y lo que ya no será, pasé de vivir en mi mente a vivir desde mi corazón, deje de querer “controlarlo” todo en mi mente, solté el control, me permití sentir, me habité completa, y sobretodo, deje de elegir el dolor, y permití que me cambie, que llegue, me atraviese y se vaya, sin aferrarme sin apegarme, permití que me enseñe.
Ese día volví a nacer, ese día entendí la impermanencia de todo, lo valioso del hoy, la importancia de vivir en el presente con lo que es y con lo que hay, con lo que llega y con lo que se va, sentirlo, recibirlo, dejarlo estar y dejarlo ir, y eso, eso es sanar, eso es aprender a mirar con “ojos de amor”, eso es hacer florecer el libro de tu vida. Sanar en ese momento para mí fue quedarme a ver la película con mi papá, servirme un vaso de leche bien fría y comerme una galleta de chocolate.
Y dos años más tarde, habiendo cambiado de vida, viviendo en Nueva York y con una nueva y bella realción de pareja (con sus subidas y bajadas y mucho aprendizaje de por medio), te puedo decir que sí, el dolor sí sana si así lo eliges pues te lleva a mirate de otra manera, a serte de otra manera, más real, más auténtica, más vulnerable, más libre, más tú, y ese es un camino de toda la vida, es permanente elegir sanar en cada momento.
Deseo sanación para ti, y que la vida de la manera más bonita y simple te regale en esos apapachos inesperados, pero tan necesarios, todo el amor y sanación que tu corazón anhela.
Con amor,
Mariana
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A medida que avanzaba en la lectura sentí ese dolor, las ganas de llorar afloraron, me di cuenta cuánto tiempo escogí que el dolor me hiriera, pero desde hace dos meses escojo sanar a través del dolor. Es una decisión para valientes tal como lo dice Ricardo Ponce.
Gracias Mariana por expresar tu historia. Esto me ayuda a continuar no bajo estructuras sino en el par de que otros también son valientes y debemos atravesar el dolor para sanar.